Círculo Intercultural de Mujeres

A través de Cleo, la creadora de AMMUDIS (proyecto sobre el cual pueden leer en una publicación anterior) la Otra Julia fue invitada el 8 de marzo de 2020 a participar del Círculo Intercultural de Mujeres, organizado por las mujeres de Afroamércia XXI.


En encuentro fue en la playa.
Mujeres y el mar.
Y la lluvia.
Si, llovía un poquito, pero no importaba.
Caminando por la playa llegaron Cleo y la Otra Julia hasta el sitio del encuentro.
Y ahí estaban ellas. Las feministas de Livingston, mujeres de las cuatro culturas, juntas. Las mujeres Garífunas: sonrientes, danzantes, negras, llevando a toda África en sus caderas, las anfitrionas de este encuentro. Las mujeres Q´eqchi, bajitas, profundas, misteriosas, dejando salir por sus ojos el amor de su corazón. Las mujeres Indú, representadas por Cleo y su mamá, introspectivas, reflexivas, prudentes. Y las mujeres mestizas, mezclando colores de piel, comprometidas, autocríticas y sinceras.
Cada cual con su propia historia, cada una con su particular manera de vivir su cultura y cada un con su única forma de ser mujer.
Reunidas todas para preguntarse cómo es ser mujer en cada cultura y con qué desafíos se enfrentan cada día.
Otro círculo de mujeres que la Otra Julia estuvo integrando con tanta alegría como curiosidad, gratitud y respeto.
El encuentro fue alegre, los hombres acompañaban desde afuera del círculo.
Las actividades fueron propuestas por las anfitrionas. Hubo un almuerzo y premios para las mujeres que se habían destacado por su labor social. Se reconoció a una mujer de cada cultura. Respeto, amor, compromiso y sororidad sobre la mesa.


De este mágico encuentro la Otra Julia se llevo un interrogante que atesoró, investigó y ahora comparte: ¿y tú a qué etnia perteneces?


La pregunta la hizo con mucha curiosidad una mujer garífuna, y la Otra Julia no supo la respuesta correcta. A sus 35 años y con sus 8 apellidos italianos se encontraba quizás por primera vez de manera aún más consciente con esa famosa separación forzosa que existe entre europexs y el resto del mundo.
Nosotres, con rasgos eurupeos, hayamos nacido donde hayamos nacido, no tenemos etnia o al menos eso parece.
Es sabido que Occidente en su afán de clasificar, cosificar e investigar al resto del mundo, ha divido a las personas en razas primero, y el etnias luego.
Conceptos que tienen una enorme complejidad y que quizás se confunden pero no representan lo mismo.


El concepto de raza se desarrolló a fines del siglo XVIII, se supone que designa a categorías de individuos que comparten ciertos rasgos hereditarios socialmente significativos, clasificando así, a la humanidad en grupos raciales, la famosa racialización.
Etnia, es un concepto que se refiere al grupo de personas que comparten una herencia cultural.
Es raro como la “raza blanca” pareciese no tener etnias. O por ejemplo no se, lxs catalanes serían una etnia? O será que entre blanquitxs no hace falta clasificarse?
La Otra Julia aunque así no se autoperciba, y mal que le pese, sabe que su color de piel es blanco, aunque en realidad en verano es marrón, porque quienes nos criamos a la rivera del Paraná nos ponemos de color marroncito con el sol.
Pero acaso lxs “blancxs” no se siguen clasificando? Por qué los otros colores si?
Todavía hacía falta seguir clasificando a otros grupos de gente?
Lxs anitracistxs no queremos hablar más de raza.
Etnia, por otro lado, es un concepto más aceptado, además de ser un concepto que también se usa para reivindicar. Se reivindican pueblos, personas, saberes, cosmovisiones étnicas.
Recordemos que la mujer garífuna preguntó por la etnia de la Otra Julia, no por la raza.
Criolla? Por nada del mundo. Por convicción política y porque además los bisabuelos de la Otra Julia fueron migrantes italianos llegados a estos lares a causa de las guerras no tenían nada que ver con españoles colonizadores. Por suerte.
Blanca? Pero no que no hablamos de raza? Igual la cercanía de una parte de su familia con la pobreza le hace sentir estar diciendo una absoluta mentira de nombrarse así.
Mestiza? Fue lo primero que iba a responder, pero algo la detuvo. Su familia no se había mezclado con ninguna persona indígena, creyó que no sería “técnicamente” correcto. Pero claro, en ese momento la Otra Julia no tenía del todo presente las diferencias entre estos dos conceptos. Si se refiere a herencia cultural, sin importar lo “biológico” sin dudas la Otra Julia es Mestiza.


Es avergonzante como hay personas que hemos podido ir por la vida sin siquiera detenernxs a hacernos estos interrogantes, sólo porque para la sociedad no era importante. Pero una mirada hacia adentro hace que cualquier ser humano quiera saber de dónde proviene su ser, su familia, cuáles han sido sus raíces. A qué pertenecen hoy. Acaso no es otro tipo de desarraigo no saber nombrarse en ese sentido? Quién y cómo decidió quienes para ser tienen que pertenecer a alguna etnia y quienes no necesitan pertenecer a ninguna? La Otra Julia siente como si alguien hubiese decido a qué ella pertenece y a qué no… Decir “Mestiza” le da sensación de arraigo, de sinceridad, de autenticidad y de conexión con el centro mismo de la tierra.
La Otra Julia en ese momento se llevo esa pregunta. La atesoró y se puso a investigar. Qué otra cosa podría haber hecho la encargada de la Sección “Interculturalidad y Derechos Humanos” del CEIDH (Centro de Estudios e Investigaciones en Derechos Humanos)


En estas búsquedas la Otra Julia llega a la síntesis que se acaba de exponer pero también se encuentra con un libraso: “Indios, Negros y otros Indeseables: Capitalismo, Racismo y Exclusión en América Latina y el Caribe” de Paco Gómez Nadal. Un libro clave para comprender por qué le resultó tan difícil responder con sinceridad y tecnicismo a una pregunta tan sencilla, y al mismo tiempo por qué de este lado del mundo llevamos CINCO SIGLOS IGUAL.
Más abajo se comparten algunas reflexiones de este libro con el anhelo de que las mismas sirvan para agudizar la mirada y comprender la complejidad de las luchas antiracistas y feministas en estas latitudes.
Por último les cuento que la Otra Julia comenzó un arduo, interesante y senador trabajo con sus ancestros. Se adentró a su árbol genealógico y el mismo es un fiel reflejo de las realidades socioculturales de cada época.


Algunos datos “curiosos” sus padres son los primeros profesionales. Mamá Licenciada en Historia y Papá Abogado.
Sus abuelxs: abuelo paterno empleado del ferrocarril, abuelo materno empleado de un banco. Abuelas, materna dedicada al invisibilizado trabajo hogareño, paterna cocinera y empleada doméstica.
Bisabuelos paternos: llegaron de Italia, de Sicilia más específicamente. Lamentablemente muchos de sus datos se han perdido.
Bisabuelos Maternos, uno merece mención especial: Don Antonio Diecidue uno de los gestores del llamado “grito de Alcorta” y uno de los creadores de la Federación Agraria Argentina.
Y más arriba aún, de ese mismo lado materno, aparecen ellxs, los primero que la Otra Julia encuentra que se denominaban “agricultores”. De qué tierras se pregunta la Otra Julia? Hasta ahí hubo que llegar para encontrar como siempre la historia del despojo. Italianxs que perdidas sus tierras seguramente por alguna de las guerras llegaron a estas latitudes.
La misma repetida historia de siempre de lxs migrantes.
A qué etnia habrían dicho que pertenecían si alguna vez se lo hubiesen preguntado?
Detrás de estos rasgos “esuropeos” que la Otra Julia tiene, detrás de algunos privilegios, todavía ahí exista la misma historia de siempre de todos los pueblos: el despojo de las tierras y los territorios.
Gracias al valor de sus ancestros la Otra Julia nació en algún lugar de nuestra amada y extensa Abya Yala.
Historias como ésta nos recuerdan que todxs somos hijxs de la Tierra.
¿Cuándo dejaremos de clasificarnxs y vernos como hermanxs?

A continuación algunos párrafos del mencionado libro:

Como precisa Aníbal Quijano, el actual poder mundial consiste en la articulación de:
1- La colonialidad, es decir, la idea de “raza” como fundamento del patrón universal de clasificación social básica y de dominación social
2- El capitalismo como forma universal de explotación social
3- El Estado como forma central universal de control de la autoridad colectiva
4- El eurocentrismo como forma central de subjetividad/intersubjetividad, en particular en el modo de producir conocimiento
Todo lo cual limita y excluye el desarrollo de las capacidades culturales, sociales y productivas de América Latina. El racismo es la más profunda y perdurable expresión de la dominación colonial impuesta sobre la dominación del planeta en el curso de la expansión del colonialismo europeo. Y a este racismo hay que añadirle el patriarcalismo.
Aún en el siglo XXI se siguen “leyendo” las realidades de nuestro países como si fueran Europa o Estados Unidos: la realidad modernizada de los sectores dominantes.
Inclusive los avances constitucionales y jurídicos no han sido insuficientes ya que en la práctica poco o nada ha cambiado. Para las masas originarias nada ha cambiado desde la colonización.
La exclusión en – Abya Yaya – es fundamentalmente racista y el racismo esconde un megaproyecto económico.
La herencia del modelo colonial marca quienes entran al juego de la democracia liberal latinoamericana y quienes quedan condenados a esperar la caridad de “los buenos”
Detrás de todo lo que hay es racismo y una colonialidad del poder, que Zulma Palermo define como “hegemonía instalada desde la conquista y que articula raza, trabajo, espacio y grandes grupos humanos en beneficio del capital y sus cultores (blancos europeos)”
Es necesario decolonizar la mente para limpiar el lenguaje.
Nada de lo que sucede a las comunidades indígenas y afro descendientes en Abya Yala es casual, todo tiene un origen y un desarrollo histórico.
Censos poco confiables, ausencia de registros diferenciados por comunidades afrodescendientes y discrepancias sobre quién es indígena y quién no…
Desinterés por medir, y así invisibilizar.
La mayoría de los censos con enfoque étnico apuestan al auto-reconocimiento pero al mismo tiempo la colonialidad provoca que un indígena o afrocescendiente no quiera identificarse como tal.
Es sumamente interesante sus reflexiones sobre los conceptos de pobreza y exclusión.
Las organizaciones del Norte Global ligan pobreza y exclusión. La realidad como siempre es más compleja. Ni la pobreza es unidimensional ni la exclusión es la consecuencia sólo de la falta de recursos económicos o de la imposibilidad de acceder a servicios públicos.
El cientificismo economicista que se ha tratado de aplicar a la noción de pobreza es excluyente en sí. Es pobre quién los “expertos” deciden que es pobre. En palabras de Vandana Shiva: “los pobres son pobres porque otros se han apropiado de su riqueza, destruyendo también su capacidad para crearla”
Con el concepto de pobreza sucede algo similar que con el concepto de Derechos Humanos, se centra el análisis en la violación de los mismos y no en el por qué de esa violación. Se victimiza y se denuncia, pero nunca se visibilizan realmente a los victimarios, ni a las estrategias que provocan el clima de violación física de los derechos.
La mayoría de los movimientos indígenas en Abya Yala han dejado en claro en sus discursos, comunicados y reclamos que su lucha no es por alcanzar determinados dólares diarios, hablan de territorio, autonomía y cultura.
De manera parternalista, los sectores “desarrollistas” (es decir toda la derecha y parte de la izquierda) interpreta el reclamo indígena como una nostalgia del pasado, como un deseo de “no evolucionar”, sustituyendo al viejo paradigma “civilización o barbarie” por “desarrollo o estancamiento”. Es un problema tanto semiótico como político. Se instala la idea que en los últimos 5 siglos las comunidades indígenas “no evolucionaron, no se desarrollaron”. Y por supuesto que se han desarrollado, sólo que lo han hecho de un modo diferente al occidental. La historia -no oficial- cuenta otra cosa.
Las declaraciones formales de las comunidades indígenas reclaman:
1- El control sobre la tierra y los territorios indígenas
2- El respeto y la conservación del medio ambiente
3- Reconocimiento y respeto a la identidad cultural
4- Participación en todas las desiciones que afecten a sus tierras y territorios
Nótese que no hablan ni de dinero ni servicios públicos.
Diferentes son las reivindicaciones de los pueblos afrodescendientes, porque diferente es la historia y el punto de partida.
El Índice de Desarrollo Humano excluye la dimensión política de la pobreza, mide sólo el acceso a servicios de forma cuantitativa, por eso siempre resulta insuficiente.
Los pueblos afrodescendientes e indígenas sufren de una exclusión política, marginados de los espacios donde se toman desiciones, social, estigmatizados y segregados socialmente, y cultural, su saber y capacidades son negados sitemáticamente.
Las políticas públicas son diseñadas desde criterios occidentales.
Como explica Sousa Santos, occidente crea “un pensamiento abismal” crea un línea detrás de la cuál no hay saberes y conocimientos, sino creencias, opiniones, magia, idolatría, etc lo cual podría sólo servir como objeto de estudio.
Por ello, lo indígena y lo afro tienen valor en tanto “exótico” o “antropológico”, pero no en el valor de sabiduría ancestral o comunitaria en el diseño de políticas públicas de estado.
A esta discriminación externa también hay que sumar la patriarcal que existe en muchos pueblos.
Colonialidad, capitalismo y patriarcado se traducen en formas de ejercer el poder que excluyen a los pueblos “inferiores” y dentro de éstos a las personas “inferiores”. En la última categoría de esta pirámide se encontraría las personas homosexuales, lesbianas, transgénero, intergénero o queer.
Decolonizar las sociedades implica despatriarcalizarlas.
Es una lucha que las mujeres indígenas y afros llevan en dos planos, hacia el estado y hacia dentro de las comunidades. Se trata no del derecho que se reconozca una cultura esencial, sino también el derecho a reconstruir, confrontar o reproducir esa cultura, pero no en los términos impuestos por el estado, sino en el delimitado por los propios pueblos en el marco de sus propios pluralismos internos.
Los “criollos” que protagonizaron las “independencias” latinoamericanas habían internalizado el concepto de “raza” y de ahí el prejuicio “hay razas mejores y razas peores”
Existe todavía otra grupo de indeseables.
En víspera de la abolición de la esclavitud, en el siglo XIX, los británicos ya estaban pensando en fuentes alternativas de mano de obra barata y dócil. Esa mano de obra provino de las “Indias Orientales”. Se perpetró un sistema de contratación “a largo plazo no rescindibles” que llevó a El Caribe unos 500.000 asiáticos, la mayoría hombres entre 1837 y 1917.
Las minorías étnicas en América Latina siempre fueron estigmatizadas por los criollos.
Es difícil de cuantificar hoy en América Latina a la población de origen asiático.
Las comunidades asiáticas y árabes en América Latina no pueden ser calificadas como “pobres” según la óptica economicista, pero sí están excluidas de la política, es decir de lo público. Sólo tienen lugar como anécdota cultural en algunos barrios.
Las políticas públicas siempre surgen de un concepto ideológico.
Muchas veces se busca “modernizar” Latinoamérica, y modernizar significa “occidentalizar” desde la óptica del capitalismo desarrollista.
Y esto sucede incluso con supuestos gobiernos “revolucionarios”
Para los Pueblos Originarios no supuso una esperanza que llegaran las “democracias independientes” las que se construyeron en base a criterios occidentales.
Las “sociedades nacionales” criollas “blanqueadas” se han relacionado con los parias de cuatro maneras:

  • Victimización: los ubican como necesitados de todo y los subvencionan como mucho. Fue la actitud de los asesores “progresistas” de la corona española durante la colonia.
    (Aquí me permito agregar lo que planteo en mi Tesis se los ubica sólo como recipiendarios de la generosidad ajena y no como sujetos políticos de su propia historia)
  • Inclusión capitalista: teoría forjada por Hernando de Soto, asesor de Fujimori. La “inclusión” de los pobres al sistema capitalista. Se buscaba la “regularización” de determinadas situación para incluir a los “pobres” al sistema financiero, asegurándose la reproducción del sistema. Actitud que chocó de frente con el avance de la lucha por sus derechos de las Comunidades Indígenas y afrocedecendientes y legislaciones que en consecuencia reconocieron el derecho colectivo sobre sus territorios. La “inclusión capitalista” también intentó el camino de la “economía verde” que fue rechazada de forma contundente por ciento de organizaciones sociales y populares congregadas en la Cumbre de los Pueblos realizada de forma paralela a la inútil cumbre climática Río + 20 celebrada en junio de 2012.
  • Gestión de residuos: Para la lógica de la Modernidad, indígenas y afrodescendientes son “poblaciones superfluas”. Las llamadas políticas de “desarrollo humano” nos más que gestión de residuos humanos. Lo que se traduce en sometimiento biológico y aislamiento político.
  • Criminalización: La mayoría de los grandes conflictos en la región tienen que ver con megaproyectos internacionales a los cuales los gobiernos dieron entrada sin tener en cuenta a las poblaciones que viven en las zonas afectadas. Y como consecuencia para garantizar el proyecto la respuesta de los gobiernos ha sido criminalizar la resistencia.

La mayoría de los gobiernos, ya sean de derecho o de carácter populista nacionalista consideran estos conflictos como la lucha entre “desarrollo” y “subdesarrollo”.
Siempre hay desprecio hacia las propuestas de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
La Conquista de América no se reduce a la anécdota de la llegada de unos navegantes despistados a un lugar desconocido para la Europa del Siglo XV. Esa es una técnica que se utiliza para ningunear a los perdedores y ocultar la verdadera actitud de los conquistadores.
No se descubre lo que ya existe.
Ni descubrimiento ni encuentro. Fue un proyecto colonial-imperial que salvó a Europa del estancamiento cultural y económico, y que sirvió para sentar las bases del capitalismo, y junto a él la idea de “modernidad”
Hay diferencias en las estrategias europeas utilizadas en el asalto a las Américas: el mecanismos de concesiones hereditarias de España, las franjas de ocupación portuguesas, el proyecto mercantilista británico y holandés, el monopolio de Asiento de Negros de Inglaterra, la aniquilación física de indígenas en El Caribe, la sobreexplotación de los pueblos originarios de Perú, el discurso de Paría para “salvaguardar” Latinoamérica.
Todo ello, se justifica aún hoy en libros escolares y ensayos.
Pero los hechos son incontestables: la conquista arrancó a los pueblos originarios de su tierra y los condenó a una dislocación permanente respecto de sus valores tradicionales: aquellos que les permiten evolucionar como sociedad.
La Conquista de América se basó en el principio “terra nullius”, tierra desierta o tierra de nadie. Los indígenas eran nadie.
El “shock” de la conquista afectó a todo el sistema demográfico indígena: la supervivencia, las uniones, la reproducción, la movilidad y las migraciones. Los arrancados originarios se aferraron a sus ancestros y sobrevivieron a la colonia primero y a las repúblicas “independientes” liberales luego.
El proyecto europeo de servidumbre y hostigamiento llegó hasta el control del cuerpo.
Como explica Dussel la corporalidad india fue inmolada y transformada.
El famoso complejo de inferioridad fue buscado por el conquistador. La colonización tuvo muchas consecuencias psicológicas desastrosas: hace tambalear los conceptos sobre los cuales los colonizados podrían construir o re-construir el mundo. Ese es el nuevo mundo para el esclavo: vaciado de sentido, aculturizado para lograr la asimilación del sistema euroccidentalista. En cualquier lugar donde haya habido colonización se ha vaciado de su cultura a pueblos enteros.
La raza es un invento colonial. Ningún blanco se denomina “blanco” salvo el declarado racista. Sin embargo la lógica colonialista y racista hace que convirtamos en “homogéneo” lo que no es.
La justificación de la conquista y sus formas se hizo sobre el arbitrario invento de las razas. Había que ocultar la verdadera empresa económica. El mismo Montesquiew sostenía que la esclavitud no era buena por naturaleza pero necesaria para abaratar los costes de mano de abra. Y escribe “es imposible sostener que tales seres negros sean hombres. Césaire da una bofetada al europeo cuando escribe “en el fondo lo que el europeo burgués no le perdona a Hitler no es el crimen en sí, sino el crimen contra el hombre blanco, la humillación del hombre blanco, el haber aplicado a Europa procedimientos que hasta entonces estaban destinados a los árabes en Argelia, a los coolies en India y a los negros en África.
Con la conquista de América se inaugura la modernidad europea, los mitos raciales y los conceptos de centro y periferia, que todavía se utilizan para explicar dinámicas de exclusión en dependencia a una mira eurooccidentalista que llama centro a determinados territorios de desarrollo capitalista y que llama periferia a múltiples naciones a las cuales se las priva de su nombre para ser homogeneizadas bajo la denominación de Tercer Mundo. Como explica Quijano la idea de raza no tiene una historia antes de América.
La idea de raza afecta a todo lo que no sea Europa. La raza despersonaliza a toda persona y a todo pueblo, elimina cualquier forma de relación horizontal.
Explica Lourdes Arizpe, sobre la cresta del desarrollo capitalista Europa instituyó una especia de propiedad privada intelectual sobre todo el planeta. Todo lo que no existía en su sistema cognoscitivo se “descubría”. Y todo lo que hoy no se encuentra en su acervo técnico e intelectual se “traduce”.
El europeo hoy no puede imaginar a los “periféricos” como seres pensantes.
Edward Said, intelectual palestino, en Cultura e Imperialismo mostró la ignorancia europea sobre toda producción intelectual o cultural que se produzca fuera de sus fronteras o su control.
Para los emancipadores la idea de raza no es más que un peso que frena el proceso de decolonización. Ya escribía José Martí “no hay odio de razas porque no hay razas”
Por supuesto que para los eurooccidentalistas existen “razas superiores” y “razas inferiores”.
Hay quienes no saben vivir sin dinero. Pero para las sociedades cuyos vínculos están basados en la confianza, la reciprocidad, la gestión del tiempo-espacio, la economía del dinero es un tsunami difícil de gestionar y una vez que penetra es difícil de expulsar.
Las culturas originarias de América y África no eran capitalistas. Existía el comercio y el trabajo pero con un esquema en el que no existía, acumulación, monetarización ni explotación lucrativa del trabajo de otro. El trabajo indígena no es sacrificio que se hace a cambio de una retribución económica. Se trabaja la tierra porque nos da de comer; se trabajo el tiempo y la palabra. Es el trabajo de la vida.
No se trata de idealizar conceptos indígenas pero si hay que destacar la diferencia respecto al mundo capitalista con un trabajo siempre forzado y de un saber siempre manipulado y cosificado.
En el mundo indígena también son normales dos cosas que el capitalismo tiene prohibidas: el aburrimiento y la dádiva. Para los indígenas es en el “aburrimiento” frente a la naturaleza que se descubren los fenómenos naturales, y en el “aburrimiento” de lo individual se busca lo colectivo. El dinero muchas veces no es necesario por la lógica del regalo. Unas familias regalan a otra lo que saben que precisan, los ancianos regalan su sabiduría a los jóvenes, la comunidad regala protección a quienes consideran que la necesitan (viudas, personas con discapacidad).
Hay una forma de impedir que un ser humano piense: obligarlo a trabajar todo el día y obligarlo a divertirse sin parar.
Es claro que la lógica indígena es anticapitalista.
Por su puesto que las comunidades indígenas están siempre ante la tentación de un “capitalismo étnico” están siempre quienes intentan que “aprovechen” de los beneficios económico del capitalismo. La lógica de la “inclusión” controlada…
En este punto los conceptos de desarrollo y mejoras muchas veces no sólo son diferentes sino contrapuestos.

Les veo en el andar.

#LaOtraJulia

#LosOtrosTerritorios

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Un comentario

  1. muy interesantes las reflexiones sobre las identidades. Ante la pregunta «de qué etnia eres» realizada por participantes que se autopresentan entre otras cosas a partir de esa condición, se desarrollan diversos pensamientos que llevan a darle sentido a los procesos históricos identitarios de américa. También los «europeos» tenían y tienen sus clasificaciones al interior de sus sociedades, también clasificadas como hegemónicas y sublaternas, Complejidades que se van entretejiendo con procesos actuales. Muy enriquecedor lo expuesto.

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