Un Banco de Mujeres
Alejandra Micaela Ujpán, mujer maya, es la presidenta de un banco, pero no de cualquier banco. Micaela es la presidenta de un banco cooperativo y de puras mujeres que tiene por finalidad promover el ahorro y la colaboración entre sus asociadas.
Micaela lleva años trabajando por los derechos de las mujeres en su comunidad, en San Juan La Laguna, uno de los pueblitos que existen alrededor del Lago Atitlán en Guatemala. Un sitio místico, mágico, que ofrece al visitante la posibilidad de conocer el modo en que las poblaciones mayas se organizan hoy.
A Micaela la conocí a través de otra mujer que hace años tomó la decisión de quedarse a vivir en este maravilloso pueblito. Micaela me recibió en su casa, donde compartimos un almuerzo y tuve la suerte de conocer a su compañero y a su hija. Cálida, amorosa, sonriente, generosa, amable, fuerte y decidida Micaela inspira a otras mujeres mayas a organizarse, a abandonar cualquier vínculo de dependencia y a empoderarse. Micaela nos recuerda con su simple modo de ser que no estamos solas.
Me explica que “es muy importante que las mujeres puedan tener su propio ahorro para poder decidir qué hacer con ese dinero, que eso empodera porque ya no tienen que pedir permiso al marido y con un poquito de dinero ya pueden comenzar a tener un proyecto propio”. Micaela conoce muy bien a su comunidad y sabe cuáles son las múltiples violencias que las mujeres sufren, sabe como el colonialismo ha instalado su escala de valores llevando a la mujer maya a un lugar de invisibilización casi absoluta, comprende que la emancipación de la mujer maya necesita darse tanto en la esfera cultural como en la económica.
Por el reconocimiento del que goza en su comunidad fue capacitada por la IEPADES (Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sustentable) a través de su programa de ahorro y préstamo comunitario, para ser facilitadora de formación de grupos de ahorro. El mencionado programa “ofrece a grupos de mujeres la oportunidad de ahorrar y recibir préstamos en efectivo con el objetivo de mejorar la calidad de vida de cada una, solucionar emergencias, decidir en qué invertir, salud, educación, alimentación, vestuario. El dinero y los registros financieros son manejados por las mismas mujeres. Estos grupos permiten generar y establecer estructuras de solidaridad, apoyo mutuo y de amistad. Lo que hace que estos proyectos sean auto sostenibles es el empoderamiento tan fuerte que las mujeres van teniendo”
¿Cómo funciona en concreto?
Cada “asociada” al sumarse al grupo recibe una libreta de ahorro, como la que tan orgullosa muestra Micaela en la foto. En la misma se van apuntando los préstamos de dinero que recibe, los intereses que debe pagar y los pagos concretos que va haciendo.
El fondo inicial del banco está constituido por el dinero que cada una aporta, y cada una aporta lo que puede, no hay sumas fijas. A cada reunión cada mujer lleva lo que ha podido ahorrar, tampoco hay sumas fijas y así ese monto va creciendo. El grupo se reúne una vez al mes y las desiciones se toman en asamblea. Cuando una mujer necesita dinero, explica ante el grupo cuánto necesita y para qué, y en asamblea se decide a quién se le hace el préstamo de dinero y cuánto dinero se le presta. Esta estructura flexible facilita que se puedan atender las necesidades de distintas mujeres y realizar los acuerdos necesarios en caso de tener que dividirse el dinero disponible entre varias. Además habilita un espacio de diálogo en el cual cada mujer puede contar su situación, su necesidad y la puede así mismo recibir apoyo tanto material como afectivo de parte de sus compañeras. Esto ayuda a conocerse me comentan.
Cuando una mujer recibe dinero se apunta en su libreta cuánto recibió y cuánto debe pagar de intereses. Al finalizar cada ciclo (los ciclos duran seis meses) se saca una cuenta a cada mujer en su libreta en base a lo que aportó y lo que solicitó en préstamo. En base a dicha cuenta se saca el porcentaje que a cada una le corresponde recibir. Cada una puede optar por llevarse el dinero que le corresponde o dejarlo en fondo común para el inicio del nuevo ciclo. Así el dinero sólo circula a través de ellas. Ellas generan el ahorro y el interés y al mismo tiempo deciden a quiénes, cómo y cuánto se le presta.
La devolución del préstamos y de los intereses cada mujer lo hace en la medida de sus posibilidades con el único requisito de saldarlo al final del período. Esto hace que cada mujer tome responsabilidad sobre lo que solicita y sea capaz de evaluar su propia situación y posibilidad concreta de cumplir con el compromiso que asume. Contar la propia situación, ser escuchada por un círculo de mujeres, ser capaz de hacer un pedido concreto sobre lo que se necesita, asumir la responsabilidad de devolver lo recibido en determinada cantidad de tiempo, poder analizar y evaluar la propia situación, ser capaz de escuchar la situación de otras mujeres, son acciones que llevan al empoderamiento de cada una.
Tuve la posibilidad de presenciar uno de estos encuentros. Fue en la casa de una de las asociadas. Cada vez toca en la casa de alguna compañera. Magia absoluta.
De a una iban llegando, algunas solas, otras con sus hijas. Una de ellas con una pava enorme de la cual nos convidó atol de maíz, una bebida precolombina maya, exquisita.
Las vi mirarse, sonreírse, escuchar en absoluto silencio a la compañera que hablaba. Hablaban una de las tantas leguas mayas, pero pude sentir la energía que se transmitía en cada palabra. Unión, respeto, apoyo, solidaridad, lucha, sensibilidad, amor, confianza.
Al finalizar su reunión aplaudieron con mucho entusiasmo a la compañera a la cual le iban a hacer el préstamo esa vez.
Luego de todo el acto, me tocó presentarme y presentar mi proyecto. Fui muy bienvenida y mi proyecto también fue recibido con mucho amor.
Hay quienes creen que las mujeres indígenas tienen mucho que aprender, yo compruebo cada vez que es inconmensurable todo lo que tienen para enseñar. Las mujeres mayas sólo necesitan casi lo mismo que cualquier mujer, que las dejen ser, que nos dejen ser. Que no les roben sus recursos ya sean económicos, simbólicos, culturales, espirituales y que les den la posibilidad de gestionarse.
En este sentido es oportuno mencionar que la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia la Mujer establece que “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en todas las esferas de la vida económica y social a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, los mismos derechos, en particular: (…) el derecho a obtener préstamos bancarios, hipotecas y otras formas de crédito financiero”
Lo cual significa que el ahorro es un derecho humano de las mujeres.
Estas mujeres no están más que haciéndolo valer por sus propios medios y a su propio modo.
Espero les haya gustado este proyecto.
Les veo en el camino, hasta el próximo!
La Otra Julia