Pasantías en el MOCASE
Después de muchos años siguiendo sus procesos, después de haber escuchado a muchxs de mis amigxs contarme su propia experiencia, un día se dio: fuí a participar de las 27 Pasantías Vivenciales en el MOCASE.
Para quien no conozca MOCASE son las siglas de: Movimiento Campesino de Santiago del Estero. Y son parte de Vía Campesina.1
Las pasantías son una invitación del movimiento a compartir con ellxs, a conocerlxs, a conocer sus luchas, sus rostros, sus realidad, sus familias, sus casas.
Es una oportunidad para quienes viven en ciudades a conocer el verdadero trabajo campesino, una invitación a volver a la tierra.
Durante las pasantías se realizan diferentes actividades en diferentes territorios del MOCASE, cada uno con su historia, con su realidad, su lucha y su propio compartir.
En la inauguración de las pasantías lxs compañerxs nos compartieron sus palabras sobre lo que significa su lucha.
Una compañera lo resumía con palabras muy dulces “El MOCASE es un movimiento que te enamora y te cambia totalmente la forma de pensar de tantas cosas. Cada encuentro, cada momento de compartir o de escuchar te enseña un montón te cambia totalmente la forma de pensar, esa forma de pensar individual que por ahí tiene uno.
Si uno quiere lograr algo tiene que estar organizado, entre todos nos ayudamos, es un movimiento que te enseña a pensar más colectivamente y a dejar de lado lo individual.
Cada historia te enseña un montón.
Uno tiene que luchar por el derecho a la salud, a la educación, el derecho a la comunicación porque muchas veces los medios mienten.
Por eso tenemos nuestro propios medios de comunicación para contar nuestras historias con nuestras voces”
Hubieron dos compas que nos compartieron cómo fue su acercamiento al movimiento.
El primer testimonios ha sido un relato breve que es un claro ejemplo de cómo el MOCASE no sólo da respuesta a problemas reales, concretos y difíciles de enfrentar desde la individualidad, sino también cómo ofrece al mismo tiempo un espacio de contención y pertenencia.
“Un día en el 2014 llegamos a dónde nosotros vivíamos y estaba todo alambrado y tenían un papel firmado porque mi padre lo había firmado diciendo que quería que él partiera y que ellos nos podían sacar con ese papel. Y él siempre me decía que como él tenía el papel firmado por mi padre cuando mi mamá parta íbamos a tener que salir todos del lugar. Y me decía vos no vas a poder hacer nada porque vos no tenés plata y entonces no podés hacer nada. Él siempre iba con la policía. Y nos decía tienen que desalojar porque van a venir las máquinas y le van a tirar todo. Yo tenía miedo de que todo salga mal. Y llegaron los compas. Y era muy difícil para mí porque no sabía nada pero de apoco iba aprendiendo, el movimiento me iba enseñando cosas que yo no sabía. Y ahí fui venciendo el miedo.
Y así fue creciendo y empezaron mis hijos a ir a la escuela de agroecología. Gracias a ellos estamos ahora produciendo”
El segundo estoy segura que llegará a tu corazón: “Mi abuelo y mi papá participaban mucho. Somos nueve hermanos, los hermanos mayores han seguido. Nuestro padres nos llevaban a reuniones, encuentros de jóvenes Y así nos íbamos empapando de lo que era el movimiento y teniendo nuestros espacios dentro del movimiento. En esos tiempos no había espacios de niñez pero se trabajaba igual con los niños y ahí estábamos nosotros. Luego empecé a entender de qué se trataba y cómo era ese camino. Ellos se habían sumando porque habían sido desalojados y tuvieron que ir a vivir a otro lugar y se organizaron en la comunidad. Era una comunidad muy humilde del campo y era la injusticia de lo que ellos vivían. El precio no era justo por el trabajo que ellos hacían. Venía un vendedor que les hacía intercambio, pero les estaba robando, porque de alguna manera siempre le terminaban debiendo.
Un día llegó un compañero a la comunidad y, charlando, nadie le creía porque decíamos que era un político más, que venía a mentir y que nunca hacían nada por la comunidad.
Entonces la comunidad decidió juntarse para ver cómo podían vender los productos a un precio más justo. Y así se han ido organizando y empezamos también a conocer nuestros derechos. Siempre a la par con las otras comunidades.
El sueño de ellos era crear una escuela de agroecología que hoy funciona dentro de nuestro movimiento. Se trabajó mucho en ese sueño de la escuela hasta que en el año 2007 surgió. Y cinco de mis hermanos son egresados de la escuela.
Yo no quería ir porque no me gustaba trabajar y por la primaria era muy fuerte para mí, porque al final uno salió sólo aprendiendo a leer y escribir. Cinco de mis hermanos ya se habían egresado y yo terco que no quería ir. Primero era la timidez por compartir con compañeros de otros lados, el miedo de un cambio también. Hasta que a lo último me dijeron «tenés que ir» y vamos. Y llegué en el 2016 a hacer la terminalidad de la primaria. Entonces éramos varios compañeros, éramos como catorce compañeros, todos chicos de monte adentro y otros de las ciudades que no nos conocíamos para nada. Era un silencio el salón. Los primeros cuatro o cinco días, hasta que los coordinadores nos han hecho entender que era un espacio colectivo, que nos íbamos a conocer e intercambiar. Y ahí me he ido formando en agroecología. Y ahí agarré esa confianza de aprenderme a soltar porque antes yo iba a los encuentros y no tenía el valor ni de presentarme por mi nombre delante de otros compañeros. Agroecología ha hecho ese cambio en mi vida que ha sido muy grande para mí, de poder pararme de frente y salir de esa burbuja que era sólo yo y mi familia, cuando había otros compañeros que la estaban pasando mal. Nunca se me había pasado por la cabeza que puedo ayudar a otro compañero, hasta que llegó agroecología. Agroecología me ha cambiado un montón de no pensar tan sólo en mí, sino en el compañero que tengo al lado.
Estoy tan agradecido de mi padre, de mi abuelo y de todos los compañeros de la organización de que he podido salir e ir más allá de yo mismo y ver por otros compañeros.
Ahora estoy en la coordinación de agroecología. Cuando salimos egresados no lo creía. Pensaba de lo tan bajo que he venido mirá dónde estoy. Era algo increíble para mí. Sólo buscaba a alguien con quien desahogarme y ha venido uno de mis hermanos que ha sido un pilar para mí, que me decía que vaya, que no falte y de los cinco años que he hecho agroecología, porque me tocó la pandemia también, ellos siempre han estado ahí. Y él no ha podido terminar, ha hecho solo la primaria por motivos de la familia y los trabajos en el campo y me ha dejado ese lugar a mí, él era el mayor, me dijo vos tenés tiempo, yo ya estoy empapado de muchas cosas del movimiento y me dio ese lugar y esa oportunidad. Y él estaba trabajando y yo pensaba que no iba a llegar a verme recibir el diploma. Ya estaban todos y cuando me doy vuelta para que me tomen la foto con mi familia lo encuentro a él a la par mía y me dice «chango ha llegado al final» y ahí me ha hecho entender todo lo que era esa formación que hemos cargado que no la podía acomodar. Era tanto el cariño, el amor al movimiento y las cosas que se hacen que han cambiado un montón mi vida. Ahora busco eso, que todo lo que me han enseñado, todo lo que he vivido compartirlo con ustedes como en otros lugares. Llegar a los corazones de quien la escucha de que este es el camino correcto que el MOCASE ha elegido. Estoy totalmente convencido de que es el camino que vamos a seguir muchos y muchas. Busquemos esa manera de organizarnos dónde sea, en cualquier parte del mundo, porque organizados va a llegar a un montón de lugares a ayudar a un montón de gente tanto en los barrios como en el campo. No bajar los brazos por más trabas que haya en el camino seguir esta lucha.
Tenemos muchos compañeros caídos por defender nuestros derechos, por defender a la madre tierra. Duele un montón contar nuestra historia, nuestro sufrimiento pero eso es la lucha y nunca vamos a estar solos, si estamos organizados nunca vamos a estar solos. Siempre vamos a estar para ayudarnos y apoyarnos en todo lo que sea necesario.
Tenemos miles de errores pero de eso se aprende.
Los invito a que sigan organizando y a seguir adelante.
Este es el camino correcto compañeros”
Luego nos presentaron las diversas áreas, o los diversos espacios que como movimiento han construido para dar respuestas a sus diversas problemáticas.
Sobre el área de salud unas compañeras nos comentaban que se están capacitando para producir jabones medicinales y cremas.
“Vamos por comunidad transmitiendo lo que uno sabe y que ha aprendido de los abuelos. Vamos aprendiendo entre todos. Uno le enseña a otro para ir transmitiendo para que no se pierdan los conocimientos de uno.
Nuestra idea como MOCASE es poder armar ranchos de salud comunitaria como espacios de referencia de la salud que empieza un poco a trabajarse por la ausencia de postas sanitarias o de la cercanía de los hospitales pero también entendiendo que si otra persona tiene que resolver los temas de la salud es desligarse un poco del tema. Aprendimos que lo mejor es trabajarlo en grupo, trabajarlo en comunidad.
Tenemos también la intención de acercar las políticas públicas sobre salud que existen y que a veces no llegan monte adentro y vamos haciendo distintas gestiones.
Y hay mucho de concientizarnos sobre nuestra salud porque queremos empezar a desligarnos de las farmacéuticas”
Sobre los espacios de niñeces nos contaban que “como organización tenemos espacios de niñez, quizás hoy pudieron ver que algunos niñxs que algunas compañerxs estában con los espacios de niñeces. Los espacios de niñez son espacios que tenemos como organización para que en cada actividad que hacemos, sea una asamblea, sea en la escuela de agroecología, sea en la Universidad Campesina, sean espacios también pensados para nuestras niñeces, que sean espacios de recreación, de aprendizajes donde los niños y las niñas, no sólo los padres o las madres puedan hacer sus otras actividades teniendo en cuenta de que los niños están en un lugar de contención donde tienen actividades pensadas para ellos, sino también garantizar de que los padres puedan estar tranquilos trabajando y los niños en un lugar seguro, acompañados, de confianza y en donde puedan aprender, experimentar, intercambiar con otros niños.
Para cada encuentro siempre un grupo de compañeros y compañeras organizamos esos espacios que tengan que ver también con el territorio en el que se vivencian y que los niños tengan también ese espacio de aprender e intercambiar con el territorio.
Como espacio más sistemático que tenemos, tenemos en la escuela de agroecología, en la UNICAMP, tenemos encuentros de formación, encuentros de jóvenes, siempre hay un espacio de la niñez pensado desde el área de formación, pensado desde la educación popular y en esos encuentros son muy ricos porque niños de distintos territorios se encuentran e intercambian un montón.
Los fogones comunitarios serían lo que se conocen como merenderos o comedores hace ya muchos años empezaron algunos merenderos en fogones comunitarios en lugares en los que había ciertas necesidades que cubrir. El derecho a la educación. Crecieron mucho con el macrismo y la pandemia. Hoy en día tenemos treinta y ocho fogones comunitarios. Le llamamos así porque el fogón es un espacio de encuentro, no es solamente la alimentación, es un espacio donde las niñeces se acercan y surgen un montón de otras cosas.
Tenemos escuelitas de fútbol, escuelitas de danza, apoyo escolar. Distintas necesidades que se van cubriendo y también de acceso a derechos, porque también nos encontramos con muchas realidades en las que tanto se cubren cuestiones de salud, de hacer DNI, trámites. Los fogones son ese encuentro con las familias, no solamente con los niños. No es sólo garantizar la educación sino que es un espacio más amplio”
El MOCASE en la ciudades
Hay compañerxs que también son parte del movimiento pero que realizan su apoyo desde las ciudades. Estos espacios se conocen como “espacios comunitarios”.
De estos espacios nos contaron que “uno se encuentra en Santiago del Estero capital, que es la Casa Campesina. Está también la casa de la mujer en Montequemado, en Pinto y en Nueva Esperanza.
Los espacios comunitarios son espacios donde por ejemplo, el de Santiago del Estero capital, son compañeros que viven en la casa dónde tienen la vida comunitaria, compartir, estar ahí y dónde se reciben muchos compañeros de la provincia que asisten a la casa por alguna cuestión vinculada a la cuestión de salud, a la cuestión de trámites, también se hacen reuniones, son espacios muy importantes, porque por ejemplo con el tema de la salud casi todo en la provincia se concentra en mayor parte en capital y los compañeros asisten mucho justamente para eso, para poder estar estar ahí. Y se comparte mucho, porque los compañeros van de diferentes territorios y también dónde uno se encuentra, dónde uno comparte con el otro, comparte el día con otros compañeros que a veces vienen de monte adentro. Y donde también transitan las niñeces, contaban las compañeras recién y en algunos de ellos funcionan también los fogones comunitarios.
Son espacios que surgen de las problemáticas pero también de sueños de mejora y así empezaron a nacer proyectos que tienen que ver con la vuelta al campo, con el buen vivir, y con todo lo que soñamos para los jóvenes y para el camino que nos queda, tenemos estos espacios donde podemos construir proyectos de vida digna y superadores en conjunto con un movimiento que nos cuida, que nos abraza y que nos impulsa y nos desafía constantemente”
Lxs compas nos contaban sobre sus modos de organizarse con mucha alegría, entusiasmo y claridad. Daba mucho gusto escucharles. Una excelente muestra de simpleza, organización y cooperación.
Como es habitual en estos espacios, una suele encontrarse con un compañero que se destaca, que encuentra las palabras justas, que es tan bonito como necesario escuchar, que sabe canalizar los sentires y pensares grupales.
A ese compañero se lo escucha con especial atención, esa que ponemos cuando queremos aprender algo o cuando queremos grabar alguna palabra en nuestro comprender para siempre.
Ese compañero nos explicaba en dónde estábamos de la siguiente manera:
“Estamos en un lugar donde parecía, en su momento, que se iba a instalar la oligarquía. Pero la lucha del Mocase hizo que la oligarquía se vaya.
Estamos en un lugar que es una conquista del Mocase.
Había un empresario que venía a instalarse, como hacen los empresarios siempre las cosas, vienen e instalan grandes edificios para meter miedo y decir «nosotros tenemos el poder».
Pasó el tiempo y demostramos que estando organizados tenemos más poder que la infraestructura que ellos crean.
Entonces estamos en un lugar dónde le hemos conquistado a un empresario que se quería adueñar de nuestro territorio y por eso siempre es lindo disfrutar de esto.
Estamos en un lugar de conquista del Mocase.
Es cierto, nos han intentado meter miedo pero bueno, nosotros somos la mayoría, campesinos y campesinas, trabajadores y trabajadoras.
Yo quería compartir con ustedes que cuando los escucho a los compañeros, todos hemos pasado por ahí, por esa historia, por esa memoria histórica. Ustedes bien sabrán que hemos tenido grandes luchadoras, como las abuelas y madres de plaza de mayo, que son nuestra fuente de energía constante, las ligas agrarias, las luchas campesinas, la lucha del pueblo mapuche, las vías campesinas, luchas contra el colonialismo.
No nos han podido derrotar por más que digan que nos han derrotado. Siempre tenemos que revalorizar la memoria histórica para entender la lucha del MOCASE. Nosotros venimos desde ahí, de todas esas luchas. Y no estamos diciendo que unas sean más valorables que otras, son todas luchas importantes y necesarias, en contextos diferentes, con otras dimensiones.
Aún el pueblo resiste y vamos a seguir resistiendo. Por eso es importante la resistencia que tenemos en nuestro territorio y las condiciones para existir de cada pueblo y de cada organización. Venimos desde ahí. De ese aprendizaje, de muchas historias, de muchas injusticias que se han cometido sobre nuestros pueblos. Sin dudas que había un objetivo en esas injusticias, que era desarmar lo comunitario y que sea la propiedad privada la dueña de todos nosotros y nosotras. Pero los pueblos no lo permitieron ni lo vamos a permitir porque nosotros estamos convencidos de que todo lo comunitario es el valor más grande que tenemos en el mundo, en América Latina. Somo los únicos que escuchamos a la Madre Tierra. Y así fuimos aprendiendo, así nos fuimos educando. Así nos fuimos recreando y surgió en ese momento tan importante de más de 30.000 compañeros y compañeras desaparecidos surgió una lucecita en tanto oscuridad que fue el MOCASE, la primer organización campesina después de todo eso.
Para la lucha campesina, para la lucha de pueblos originarios fue una luz. Sabíamos que teníamos que pelear contra todas las oligarquías, sabíamos que lo que se nos venía era la frontera agrícola, sabíamos que lo se venía eran los agro-negocios, pero también sabíamos que le íbamos a hacer frente, que no le íbamos a permitir instalarse en nuestro territorios.
Sobre los orígenes del movimiento, este gran compañero, los explica desde sus recuerdo y reflexiones de la siguiente manera:
“Así en el noventa surge el MOCASE. Con todas estas cosas que comparten los compañeros. Porque nada nace de un momento a otro. ¿Qué fue lo fuerte del MOCASE? Fue entender la lucha de los miles y miles pueblos originarios, que era la lucha por los territorios. Simplemente eso. Y ahí entra todo: defender la tierra es defender la educación, es defender la salud, es defender la alimentación, es defender el agua. Entonces nos dimos cuenta que la lucha por la tierra era más que necesaria.
El surgimiento del MOCASE viene a poner en discusión el debate del modelo ya instalado en su momento, de lo que fue la revolución verde y lo fueron las dos terribles guerras que hemos vivido: la primera guerra mundial y la segunda guerra mundial. La exportación de maquinarias para hacernos bosta en todos lados del planeta tierra.
Pero nosotros aquí con zorras, con sulkys y con rebeldías le decíamos ¡NO! La rebeldía es estratégica.
Yo nací en La Simona. La Simona fue una mujer afro que se instaló ahí, una mujer negra. Mis abuelos me contaban. Mi abuela murió a los 110 años. Ella dice que tuvo la oportunidad de conocerla y que murió en una represa. Los pueblos habitaban donde había agua para tomar, y ahí se recreaban y vivían. Y de ahí queda La Simona. La Simona era una mujer. Una historia muy linda.
Yo vengo de ahí donde en el 98 se armó la carpa negra de La Simona. No es casual cuando uno piensa una estrategia, hasta el color se reivindica. Tiene que ver con la historia de esa mujer negra que fue a defender su territorio. ¿Por qué la carpa negra? Justamente para reivindicar la lucha de los pueblos originarios de América Latina y del mundo no es algo que se nos ocurre por ahí, no. Tiene que ver con la memoria histórica.
Y la escuela de agroecología tiene que ver con todo eso también. Sin dudas tiene que ver con la lucha de clases vinculada a todo el proceso que hemos vivido.
Hemos pasado muchos momentos. Nos han intentado desalojar. No pudieron.
La carpa negra de La Simona surge en el año 98 y al año siguiente surge en Pinto la carpa verde de Pinto. Porque los compañeros habían escuchado de la carpa en resistencia que se había levantado y ellos arman la carpa verde.
Sin dudas en el 2001 se abre un camino importante, muy importante para el MOCASE. Se arma también la carpa en Las Lomitas. Se fue formando la lucha estratégica y el MOCASE en todo los territorios.
Entonces en el 2001 nosotros organizamos un campamento de jóvenes: el primer campamento latinoamericano de la juventud. Lo llevamos adelante como MOCASE.
En ese campamento, confluimos los jóvenes de la ciudad y los jóvenes del campo pensando en la estrategia hacia adelante.
Siempre hemos apuntado a ello, a que en la lucha haya intercambio del campo y la ciudad. Para conocernos, para aprender, para recrear nuevas estrategias. Porque podemos pensar que la memoria histórica es el pasado, pero también es el presente y vamos reviendo la memoria histórica constantemente y haciéndola fuerte. Muchos habrán escuchado que la ideas son más fuertes, si nos vamos un poquito a uno de nuestros pueblos que tanto ha aportado y sigue aportando a la lucha de todas las organizaciones de todos los continentes, a nuestra Cuba querida, a nuestra Cuba amada, tiene que ver con esas ideas, que tiene que ver con ponerle fin a la oligarquía.
Pasaron años del campamento de jóvenes y seguíamos trabajando y reconociéndonos nosotros en esa idea de que en Santiago del Estero existían pueblos originarios y los teníamos que valorizar como son, como es, como se lo merecen y como debe ser. Entonces dentro del mismo MOCASE fuimos encontrándonos los diferentes pueblos originarios.
Y yo recuerdo esos talleres de ver de dónde veníamos y quiénes éramos porque si vos no sabés de dónde venís y quién sos no vas a construir procesos de lucha, procesos de cambio. Entonces en ese tiempo empezábamos a trabajar y había compañeros que eran de las comunidades guaycurú, otros de vilela, otros de lule-vilela, otros sanavirones, y así nos fuimos encontrando.
Y esa es la idea fuerza de la reforma agraria que nosotros por ahí no la decimos pero la hacemos. Y esa idea fuerza pone siempre en jake a los proyectos liberales que se quieren instalar en Santiago del Estero.
Y es una lucha muy poderosa del MOCASE y es justamente hacerle frente al colonialismo. Y una lucha muy fuerte hacia adentro de nosotros para justamente ir desarmando esa idea que nos metieron en la cabeza de que el progreso está en otro lado y no en las comunidades indígenas-campesinas.
Entonces nosotros somos más rebeldes y vamos creando estrategias.
Y nos hicieron enojar con eso y la verdad no deberían, porque cuando nos hacen enojar, nos hacen recrear y nos hacen pensar. Esa es la realidad. ¿Y por qué digo el enojo? Porque pareciera que el enojo es malo. Y el enojo muchas veces es necesario porque en el medio de los enojos salen cosas que liberan a los pueblos. ¿O acaso el enojo del pueblo jujeño está mal? Un enojo necesario.
Mientras pronunciaba estas palabras todxs lxs asistentes aplaudíamos con entusiasmo.
¿Qué hemos aprendido toda esta generación? A no perder la brújula de la lucha. El enojo que hay que tener. El enojo es sano. Vos a mí me insultás y yo voy a recrear, yo no te voy a hacer lo mismo que vos me hacés. Los medios de comunicación te van a decir que nosotros somos subversivos, que somos violentos, pero no lo han podido probar jamás.
Ahora si entre lo que nosotros hacemos: defender la tierra, defender los trabajadores, defendernos a nosotros es subversivo, entonces ¿por qué está mal?
¿Está bien lo que hace Milei que quiere privatizar la educación? ¿Está bien lo que hizo Macri que fue aumentar el nivel de pobreza? ¿Está bien lo que hizo Alberto Fernández? Eso no está bien porque es injusto.
Y no nos enojamos por nada. Son cuestiones paradigmáticas de debate en el mundo.
Y resulta que lo que hacemos nosotros estaba mal. Pero para la derecha está bien hacerle un golpe de estado a Honduras. Para algunos pareciera que está bien que la corte suprema gobierna para los ricos.
¿Está mal que los pueblos se enojen? ¿Está mal que los cartoneros se enojen porque pasan hambre? Para los medios de comunicación está mal. Para nosotros está bien.
Y si no nos levantamos en lucha esto no va a cambiar. Por eso es necesaria la lucha organizada.
Entonces en este momento, estamos en este momento, que es un momento complicado, un momento de lucha, de resistencia.
El MOCASE es todo lo que les estoy comentando. Todo lo que comentaron mis compañeros. Es a la fuerza el MOCASE.
Nosotros acá en Santiago del Estero, en los últimos años hemos crecido enormemente. La provincia tiene veintisiete departamentos y hoy el MOCASE está en veinticinco de los veintisiete departamentos que tiene la provincia. Y todos los gobiernos que vengan se van a tener que enfrentar con nosotros. Nuestra reivindicación es de clase, en todos los sentidos de las luchas de clases que se vienen dando en América Latina y que se dan también en Argentina.
Nosotros disfrutamos porque creemos y estamos convencidos que nuestro camino es un camino de liberación, hacia adentro y hacia afuera.
Yo vengo de un rancho campesino, soy de un rancho campesino y la universidad que hemos tenido y de dónde hemos aprendido ha sido el monte, ahí hemos aprendido. Y la gran universidad que hemos tenido es el MOCASE que nos ha enseñado a todos nosotros, que no sabíamos ni leer ni escribir a aprender y a estudiar aún más todos los procesos que les he compartido. Y también a escuchar, que es una gran oportunidad que tenemos. Cuando escuchás muchas veces aprendés mucho más que cuando lees.
Para finalizar nos regaló sus mejores reflexiones:
Con esto termino, nosotros veníamos estudiando un caso que algunos van a poder ver, y acá todo es político, no hay nada que no sea político. El primer objetivo nuestro es la reforma agraria de manera colectiva, la soberanía alimentaria para alimentar a los pueblos, producir alimentos para los que menos tienen y poder compartir los alimentos que tenemos, lo poco o lo mucho que tenemos poderlo compartir. Por eso los fogones comunitarios, queremos cambiar esa idea de que es un lugar al que sólo vamos a comer, sino un lugar a donde construimos poder popular, a donde se va a compartir un plato pero se va a hacer otra cosa también. La comunicación en el sentido estratégico de la liberación, de poder comunicar lo que hacemos y lo que somos, más allá que digan lo que digan. Y por eso tenemos enfrentamiento directo con algunos medios de comunicación.
Y el otro gran camino tiene que ver con la recuperación de territorios que estaban en manos de los empresarios de las oligarquías. Nosotros estos años hemos recuperado muchas tierras que estaban en manos de empresarios y que ahora estamos poniendo a producir. Venimos de recuperar muchos territorios. Hace muy poquito recuperamos tres mil seiscientas hectáreas que estaban en manos de un español. (aplausos)
Si nosotros, los pueblos originarios, las comunidades campesinas no hacemos que las tierras comunitarias que hemos recuperado, no las ponemos al servicio de los compañeros y las compañeras que viven en cualquier parte de nuestra Argentina no vamos a construir la revolución. Estamos convencidos. Por eso a las tierras que recuperamos invitamos a todos y a todas a venir a producir, que haya una vuelta al campo. Porque es la única forma de que no haya más pobreza, si todos y todas podemos producir en el campo. Esa es nuestra idea. Y estamos construyendo eso”.
Esta última frase del compa seguramente sería un gran cierre para este relato pero no quiero terminar sin antes comentar una situación que puede parecer medio anecdótica pero que tiene sus implicancias políticas.
Al momento de ir a las pasantías llevaba cinco años siendo vegana y más de diez siendo vegetariana ¿Y por qué traigo esto a colación?
Porque al momento de inscribirme a las pasantías fue algo que mencioné a lxs compas, porque claro soy consciente que muchos de mis hábitos alimentarios no son habituales en determinados territorios, por costumbre, por cultura, por tradición, por organización y por acceso a bienes comunes.
Y con respecto a esto quiero mencionar varias cosas, pero la primera que quiero resaltar fue la consideración de lxs compas al momento de recibirme. Cuando lxs compas nos dividieron para ser recibidos por familias del MOCASE a mí me pusieron junto con Mateo, que también es vegano (y que se transformó en mi hermano menor durante toda la experiencia) en la casa de Claudia y César que tienen una huerta. Esto no es para nada menor, es un gesto de una amabilidad y consideración increíble que nos hizo el día a día muy llevadero y divertido.
Santiago del estero es una zona árida donde el crecimiento de hortalizas no es nada fácil. No es sencillo llevar una huerta en esas tierras y este es uno de los motivos que define el modo de alimentarse en la zona. Y esto es lo que hace que el que nos hayan compartido sus verduras sean un acto aún más valioso.
Pero volviendo a lo político quiero aprovechar esta anécdota para introducir un concepto que para mi es clave: veganismo interseccional.
El veganismo interseccional en principio reconoce y valida todas las luchas contra la opresión y promulga la interrelación de todas las luchas.
La interseccionalidad es la teoría que explica la relación entre todos los tipos de opresión y, por tanto, es necesario combatir a todos ellos para terminar con el fenómeno de la opresión en sí.
De la misma manera creo oportuno aclarar que la simplificación del veganismo como lucha puramente enfocada a la liberación animal puede ayudar a acentuar otras desigualdades existentes, por eso es tan necesario ser conscientes de todas las luchas.
Siempre que llego a un territorio en resistencia intento mantener mis costumbres sin generar ninguna incomodidad, sobre todo observando y aprendiendo con humildad y respeto.
Por supuesto que durante la convivencia se nos preguntó “¿y uds por qué no comen carne?”.
Así se generó un diálogo muy interesante y enriquecedor sobre todo sobre la calidad de carne que llega a las ciudades y todo lo que su industrialización implica. Si hay algo que los campesinos saben y que deberíamos aprender es sobre el trabajo manual y ancestral con respecto a la cría de animales.
En lo personal nada de lo que vi me pareció terrible, sino más bien admirable. El vínculo que tienen con la tierra incluido los animales es de mucho respeto y conocimiento. Creo que pocos veganxs se animan a mirar a los animales como ellos lo hacen. Pocos tienen semejante entereza. Y no cualquier persona es capaz de saber quitar una vida. A mi modo de ver las cosas hay un equilibrio muy esperanzador en el ciclo vida-muerte-vida. Nada de lo que ví me pareció que se trate de ningún acto salvaje, mucho menos cobarde, y mucho menos soberbio. Al menos a mi entender lo que yo ví fue más bien el reflejo de la conciencia de ser uno más en esta tierra.
Ha sido un gran aprendizaje. Son situaciones que me interpelan. Y claro que a eso fui. A aprender y a ser interpelada. Porque en el mismo momento que deje de interpelarme, este proyecto dejará de existir.
La mamá de Cesar, me pidió que le prometa que iba a volver a comer carne, lo máximo que pude hacer fue prometerle que si alguna vez volvía a comer carne pensaría en ella.
El MOCASE nos invita a volver a la tierra, ¿le aceptamos la invitación?
Nos vemos por el camino.
1 Fundada en 1993, es un movimiento internacional que reúne a millones de campesinxs, trabajadorxs sin tierra, indígenas, pastorxs, pescadorxs, trabajadorxs agrícolas migrantes, pequeñxs y medianxs agricultorxs, mujeres rurales y jóvenes campesinxs de todo el mundo. Construida sobre un sólido sentido de unidad y solidaridad. La Vía Campesina defiende la agricultura campesina por la Soberanía Alimentaria.