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Memorias del 2do Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan

Durante los días 26/29 de diciembre de 2019 tuve la oportunidad y bendición de participar del II Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan convocado por las compas zapatistas.
Durante esos cuatro días nos acuerpamos mujeres de todas las geografías para preguntarnos por qué nos están matando y cómo le vamos a hacer para cumplir con el compromiso de mantenernos vivas.
La convocatoria fue en el Caracol de Morelia. Las compas zapatistas se encargaron de todo. Durante esos cuatro días los compas, es decir, los compañeros hombres-cis zapatistas se fueron de la comunidad, para que las mujeres, todas, podamos estar y debatir entre nosotras.
El primer día, las compas zapatistas simplemente, nos recibieron, nada más y nada menos. Durante todo el 26 de diciembre se dispusieron simplemente a recibirnos a nosotras, las mujeres que viajamos desde distintas partes del mundo para encontrarnos y conocerlas a ellas. Las compas zapatistas tenían todo organizado. Por nuestra cuenta teníamos que llegar hasta el caracol, o sea, donde se encuentra la Junta de Buen Gobierno de Morelia y hasta dónde es posible llegar en transporte público, y desde allí, luego de corroborar la inscripción, la compas choferas nos trasladaron hasta el sitio donde funciona el Semillero “Las Huellas de la Comandanta Ramona”, el espacio que Morelia dispone para encuentros de distinto tipo. Una vez en el Semillero, nos ayudaban a encontrar un espacio dónde acampar y cocinaron durante los cuatro días que duró el encuentro para que todas tengamos comida para comprar durante el tiempo que estuvimos allí. Ha sido una verdadera muestra de toda la experiencia y sabiduría que tienen estas mujeres al momento de poner manos a la obra para organizarse. No faltó nada, absolutamente nada.

Ver a las compas insurgentas portando sus arcos y flechas ha sido una emoción enorme. Mujeres fuertes, poderosas, misteriosas, seguras, enormes, indígenas, simplemente portando arcos y flechas. Las veía vestir sus pantalones color café, sus camisas rosas y sus arcos y flechas de colores, y me preguntaba “cómo pueden reivindicar absolutamente todo con un solo elemento?” Hay acaso una imagen que represente mejor la resistencia de las comunidades indígenas de Abya Yala y la defensa de la tierra que una mujer indígena portando arco y flecha? Siempre plasmados de simbología, sabiduría, mensajes y reflexiones cada una de sus elecciones estéticas. Una sola imagen que nos recuerda que lo estético es político.
Nos dieron todo un día, a todas las mujeres de todo el mundo para llegar, acomodarnos y descansar. Todo un día para simplemente decirnos: “Bienvenidas” Habría un gesto más amoroso que ese? Hay otra forma más simple de hacerle saber a alguien que te alegras de que este ahí que darle simplemente tiempo para llegar y estar? Todas nos sentimos felices y tranquilas de estar ahí. Sin tener que correr para cumplir con un “programa” o tener que elegir de qué parte participar y cuál perderse, actitudes a las cuales tan acostumbradas estamos las mujeres occidentalizadas, porque queremos cumplir con objetivos y programas imposibles de cumplir, a correr detrás de la necesidad de escuchar y opinar sobre todo… Cómo nos vamos a escuchar si estamos cansadas? Cómo nos vamos a escuchar si estamos rogando que algo termine pronto para no perdernos la charla que sigue? Cómo nos vamos a escuchar si nos sentimos exigidas? Cómo nos vamos a escuchar si no hay tiempo para eso? Las compas zapatistas, sin usar palabras, hablando con el silencio, nos dijeron: “queremos que estés bien, que descanses, que llegues tranquila, queremos tener tiempo para escucharte, para escucharnos, nadie nos apura aquí, este tiempo y este espacio es para nosotras”. Nunca me había sentido recibida con tanto amor en ningún encuentro.
El inicio “oficial” del encuentro fue hasta el otro día. O sea, luego de que todas llegamos, nos acomodamos, cenamos y descansamos.

La mañana siguiente comenzó con el acto de apertura a cargo de las milicianas. Las imágenes que todas vimos estoy segura nos van a acompañar para siempre. El EZLN ya nos tiene acostumbradxs a sus intervenciones que pueden ser mejor leídas en clave de danza que en cualquier otra, pero no por eso dejan de sorprendernxs las formas que eligen un vez.

El acto se inicia con las milicianas formando, filas y filas de mujeres guerreras. Arman un cuadrado y en un momento comienza a sonar la muy conocida cumbia de los Ángeles Azules “Ay amor”, al ritmo de la cuál realizan su marcha. Cabe aclarar que la parte de la letra de la canción fue cortada. Sólo marchaban a ritmo de la cumbia, y por pequeños momentos en el silencio, consecuencia del recorte de la letra. Muchas mujeres no entendían que las mujeres zapatistas hayan elegido una canción en la cual el cantante habla de la relación que tiene con una niña de 17 años. Una letra que si se analiza da más miedo y asco que cualquier otro sentimiento, por supuesto.
Pero, yo me pregunto, esta mujeres no notaron que la letra de la canción fue quitada? Será posible quedarnos con lo popular, con nuestras costumbres, con nuestro folclore, con nuestras danzas, quitando sólo la “parte patriarcal y machista” de nuestra sociedades? Podemos seguir bailando cumbia, reggetón, tango, lo que sea, sólo que podemos hacerlo de un modo no machista, no violento, de un modo amoroso e igualitario. La cumbia es popular y el feminismo también, o al menos el feminismo con el que me identifico y que creo es el mismo que plantean las compas zapatistas. No podemos quitarnos la mirada moralizadora de una vez? Será posible dejar de imponer las formas en que otrxs deben expresarse? Será posible erradicar lo machista que hay en lo popular? Las compas milicianas e insurgentas marchaban al sonido de una cumbia, y lo hicieron sin letra violenta, con alegría, con compromiso, con amor, entre mujeres y entre mujeres que luchan. Aplausos.

A continuación la niña Esperanza, (sí la misma de que hablaba el antes llamado Sub-comandante Marcos) aparece portando una lucecita en su mano, detrás de ella se inicia una fila de milicianas que la siguen. La niña Esperanza es el inicio de un caracol, las demás milicianas la van rodeando hasta que se forma completamente, recordándonos que el caracol jamás se puede romper desde el interior… Luego se escucha la orden: “mujeres arqueras fuera del caracol!”; “Apuenten!”; “Descansen!”; “Apunten!”; “Descansen!”; “Apunten!”; “Descansen!”… nunca, nunca la orden de disparar…
Las insurgentas nos cuidaban, nos cuidan, nos defienden, no agreden, nunca. Una vez más, como tantas en estos años, las compas zapatistas demostrando que sus armas son para garantizar la paz… lo escribo, lo recuerdo y se me estremece la piel…
Al finalizar simplemente se fueron caminado, tranquilas, alegres, unidas, juntas.
Creo que es lindo contar que todas observamos toda el acto en silencio y con mucha emoción.

Luego si, las compas zapatistas nos compartieron su palabra en la voz de la Comandanta Amanda, quién nos leyó el texto de apertura del Encuentro que pueden leer aqui.

Resumidamente, en el mismo, las mujeres zapatistas, nos dicen que están contentas de que estemos allí, que saben que nos ha costado llegar pero que también creen que todas estamos contentas de estar con otras mujeres que luchan, que seguramente nos ayudará en nuestra lucha escuchar y conocer otras luchas de como mujeres que somos. Nos explican que este encuentro se trata de compartir y compartirnos y por eso nos piden que tengamos respeto a los diversos pensamientos y modos. Nos explican que para ellas, como zapatistas, “la diferencia no es debilidad, sino una fuerza muy poderosa si hay respeto y acuerdo en luchar juntas pero no revueltas”. Nos piden también que compartamos nuestro dolor, nuestra rabia y nuestra lucha con dignidad, siendo respetuosas de otros dolores, otras rabias y otras luchas. Nos hacen saber que hicieron todo lo posible para que todas estemos contentas y seguras porque saben que no hay muchos lugares del mundo dónde podamos estar contentas y seguras. Nos explican que han organizado este encuentro con el tema: “La violencia contra las mujeres”, porque tienen preguntas: “cómo te organizaste? Qué hiciste? Qué pasó?” Porque en el primer Encuentro nos habíamos comprometido a organizarnos para que no haya más asesinadas, desaparecidas, humilladas, despreciadas… pero ven que está peor y lo ven muy grave.
Nos explican también que su pensamiento es que para luchar por la vida, no basta luchar contra “el machismo, el patriarcado, o como lo queramos llamar” es necesario también luchar contra “el sistema capitalista” porque va “todo junto con pegado” pero que saben que hay otros modos y otras luchas de las cuales también podemos aprender, nos cuentan que en su territorio desde el último encuentro no hubo ninguna muerte pero si, según su última reunión hay todavía violencia hacia la mujer, y por eso nos reunimos:
Para gritar nuestro dolor y nuestra rabia.
Para acompañarnos y animarnos.
Para abrazarnos.
Para sabernos que no estamos solas.
Para buscar caminos de apoyo y ayuda.
Entonces así fue el encuentro:
El día 27 gritamos nuestro dolor y nuestra rabia, dedicando todo ese día a las denuncias, para lo cual las compas zapatistas habilitaron un micrófono abierto para que cada una, quién quisiese, quién así lo sienta denuncie la violencia que haya sufrido. El pedido fue “dígalo claro su dolor, llore su coraje, grite su rabia”.

Y así fue que cientos de mujeres contaron las violencias que habían sufrido, y también muchas que aún no estábamos listas para hacerlo a micrófono abierto, pero que seguramente luego nos animamos a hablarlo con alguien. Así muchas fuimos perdiendo la vergüenza a contar que nos habían herido, porque aún somos muchas, que más allá de analizarlo, pensarlo, cuestionarlo, querer erradicarlo para siempre de nuestras sociedades, aún así, somos muchas que en lo más profundo de nuestros corazones sentimos que lo que nos pasó fue de alguna manera nuestra culpa, y por eso lo llevamos como un secreto que nos mata lentamente el alma, muchas aún sentimos vergüenza de no haber sido bien tratadas en algún momento, sentimos vergüenza que hayan sido quizás las personas que más debían amarnos las que nos lastimaron, violentaron, violaron, despreciaron, maltrataron. No me dejaba de sorprender que muchas comenzaban diciendo “me cuesta contarlo porque mis amigas que están aquí no lo saben…”, “nunca se lo conté a nadie”, “no me animé a hablar de esto hasta que falleció tal persona”… etc.
Relatos que estremecen tanto como emociona vernos a las demás escuchar atentamente, dejar caer nuestra lágrimas para gritar desde lo más profundo de nuestros corazones NO ESTÁS SOLA! Cuando la compañera terminaba su relato.
Se denunciaron desde bullying hasta violaciones. Desde golpes físicos hasta el golpe de estado en Bolivia. Desde racismo, discriminación, islamofobia hasta la contaminación de la Madre Tierra. Historias personales de dolor, rabia, organización y lucha. Pero un solo día no alcanzó. El micrófono tuvo que seguir disponible los demás días del encuentro. Así de tantas violencias recibimos las mujeres, tantas que ni se alcanzan a contar de una vez.
En lo personal, al día siguiente se adelantó mi menstruación y fue con mucho dolor, cómo hacía mucho tiempo no sentía. No voy a hacer referencia a la sincronicidad de que el 26 de diciembre fue luna nueva y ecplise solar, pero sí mencionar que sentía en mi útero todo el dolor de mis hermanas, todo el dolor de la femineidad en el mundo.
El día 28 fue para compartir ideas, trabajos y experiencias y nos organizamos en grupos de trabajo con la siguiente pregunta: cómo vamos a hacer para que esta pesadilla de muerte se acabe? Para ello nos dividimos en tres grandes grupos. Si bien duele escuchar nuestros dolores, empodera, entusiasma, da esperanza y mucha fuerza escuchar la creatividad y compromiso de tantas mujeres en tantos territorios en resistencia.
En paralelo funcionaron muchos talleres, charlas, encuentro autoconvocados sobre múltiples temáticas y problemáticas que quisimos proponer. Sólo me sumé a un grupo de mujeres caminantes, grupo en el que conocí a otra mujer-abogada-viajera con quién, fruto de este encuentro redactamos una guía para actuar frente a agresiones sexuales, para cuidarnos y acompañarnos entre viajeras (la misma comparto en el próximo post). Sentirnos y sabernos acompañadas nos da seguridad.
Y el último día fue dedicado al arte a la cultura y a la fiesta.
Sí, las mismas mujeres que el primer día lloraban de dolor y rabia contando atrocidades que había sufrido, las mismas que el segundo día dejaban mostrar toda su inteligencia compartiendo su reflexión, su palabra, su crítica al sistema opresor, su modo de organizarse y luchar, su propuesta frente a tanta violencia, esas mismas compartían su arte. Danza, Teatro, Poesía, Murales, Música, Circo… una fiesta para los cinco sentidos, un abrazo al alma, una celebración de la vida! Gracias por ser mujeres tan fuertes y compartirse!
Así pasó, como nos dijeron las compas: un día gritamos nuestros dolores y corajes; otro día compartimos ideas y experiencias; el tercer día, resucitamos, si! gritamos de alegría y fuerza, salimos más fuertes, seguras, confiadas, empoderadas, simplemente porque nos tenemos, para escucharnos, para organizarnos y para festejarnos!
Porque somos mujeres que sufren.
Pero también somos mujeres que se piensan y se organizan.
Y sobre todo somos mujeres que luchan.
Simplemente dejo el
link de las palabras de cierre de la Comandanta Yesica

Espero verles en el camino, hasta el próximo proyecto.
La Otra Julia

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